martes, 15 de enero de 2013

Reflexionando Sobre el Racismo



Por: Faber David Angulo S. Sociólogo-Universidad del Valle

Al abordar un articulo como éste puede que el lector tome de entrada una actitud prevenida frente a su temática, sin embargo ello también puede incitar a tomar posición sobre un problema que parece no estar tan visible y al mismo tiempo no ser tan fácil de abordar, pero sí sugerir una pregunta tan simple como: ¿Qué es el racismo? Desafortunadamente no se podría contestar de una manera tan contundente, pero al menos se pueden dar elementos claves para su comprensión, sobre todo en una sociedad como la nuestra.
El racismo es una práctica social enraizada en la historia de las sociedades latinoamericanas desde su constitución, puesto que ello implicó la clasificación por razas que hicieron los colonizadores blancos al atribuirse la superioridad sobre los demás grupos étnicos –indígenas, africanos- para constituir su dominio, atribuyéndole a dichos grupos, características de anormalidad e inferioridad en términos culturales, sociales y económicos. Es una relación social específica que se basa en la discriminación de los sujetos por el color de piel, imputándole características de inferioridad en todos los aspectos de sus vida; este tipo de relación expresa en buena medida las desigualdades y diferencias a partir de la forma cómo la sociedad clasifica a sus miembros racialmente (características fenotípicas de las personas) a todos sus miembros y cómo los organiza jerárquicamente para mantener un domino, quedando en el más bajo nivel quienes son considerados inferiores por pertenecer a un grupo racial definido.
En América Latina se constituyó de acuerdo a las formas de reproducción ideológica que construyeron las elites, al proponer una sociedad homogenizada a partir de la raza, con ciertas condiciones históricas que hicieron parte de los grupos raciales considerados minorías. De manera,  que negros e indígenas siempre estuvieron en lo más bajo de la pirámide social por ser diferentes fenotípicamente y poseer prácticas culturales distintas frente al resto de la sociedad, pero además porque el grupo dominante tuvo la necesidad de mantenerlos allí para conservar sus dominio.
Aquí es clave el aporte de Anibal Quijano en su texto “Colonialidad del Poder y Clasificación Social”[1] donde se plantea que la sociedad occidental impuso un orden social que estructuró relaciones de poder y dominación basadas en unas formas especificas de ser lo que llamaría sistema-mundo-moderno-capitalista-colonial donde se validan una sola forma de ser combinado, de manera que el ideal de esta sociedad está caracterizado por ser blanca, heterosexual, cristiana, adinerada, entre otras, y lo que no es así, debe estar aislado ó en su defecto en lo más bajo de la pirámide social.
Ahora bien, lo interesante es que el racismo empieza a tomar sentido desde lo que se puede entender como estigma social. Ello no es otra cosa que, una condición necesaria para jerarquizar la sociedad de acuerdo a prácticas que tienen algunos grupos minoritarios, cuando no logran tener un espacio social que les dé un reconocimiento de sus particularidades. Esto tiene que ver con el hecho de no permitir desarrollar relaciones sociales más cohesionadas porque se ven algunas prácticas como algo que representa una especie como de anormalidad frente al resto de individuos y grupos, ya que la diferenciación es bastante marcada.
Por eso el estigma es un distintivo de algunos grupos, debido a que la sociedad los relaciona con cuestiones culturales y sociales que son consideradas de forma nociva, más aun cuando existen diferencias de lenguaje y formas de organización social propias de estos grupos en el ámbito familiar ó cotidiano. Ya en el terreno de lo público el estigma funciona muy bien para establecer las principales formas de aislar y delimitar la relación con los demás grupos puesto que logra mantener una idea de ellos que a la vez logra ser interiorizada y reproducida por quienes llevan este distintivo, sin importar la reafirmación de su identidad y comportamientos.
Visto de esta manera se puede decir que los grupos étnicos socialmente diferenciados se les atribuye características de comportamiento por parte del resto de la sociedad, bien sea por una supuesta historia como grupo que al tratar de ser identificado solo se hace mediante estos aspectos y siempre se les aparta, podría entonces afirmarse que el estigma es una situación estrechamente relacionada con la discriminación pues al haber esta -si es que no es primero- porque crea y reproduce unas ideas acerca de individuos ó grupos y a partir de ahí se les considera inferiores y así mismo se les asigna sus roles. Por ejemplo, a los indígenas se les consideró por mucho tiempo personas con comportamientos salvajes solo por el hecho de no vestirse, hablar y relacionarse socialmente con los demás grupos como dice la sociedad que deben ser las personas civilizadas, lo cual ayudó a configurar unas ideas acerca de ellos para luego discriminarlos lo que supuso una alta jerarquización en la sociedad, con los indígenas en la parte más baja, inclusive hasta en lo cotidiano, lo que terminó por justificar ciertas agresiones por parte de algunos sectores a la vez que estos empezaron a sentir pena por sus costumbres, o sea que ser indígena se había convertido en sinónimo de bajeza e inferioridad.
El racismo es entonces una práctica que sigue siendo parte de las sociedades latinoamericanas siempre mantuvieron la idea del racismo de diferentes formas, aun sabiendo lo complicado que resulta unir a todos los miembros que la conforman. Esto quizás como estrategia de dominación pero también de aislamiento de los grupos raciales minoritarios, sin embargo aparecen situaciones complejas que expresan la diferenciación marcada en estos términos, lo que supone un conflicto constante que lleva a desdibujar el racismo en momentos cruciales de su devenir histórico. El racismo se esconde bajo un sofisma de la igualdad que ostenta el orden jurídico –como el colombiano- que no alcanza a ver las formas como se representan los sujetos desde una perspectiva étnica y los que es más complicado, es la forma tan sutil y cotidiana como se mantiene a pesar de las conquistas que otorgaron nuevos escenarios de discusión y participación en dinámicas mucho más elaboradas de inclusión y desarrollo social.


  



[1] Quijano, Aníbal. Colonialidad del poder y clasificación social, en El giro Decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Pontificia universidad Javeriana-Instituto Pensar. Siglo del Hombre Editores.

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