domingo, 28 de octubre de 2012

Violencia Contra La Mujer - HechoenCali.com

Compañeras,
Quiero compartir este video que encontré en la red, es de un programa virtual llamado www.hechoencali.com. Es un trabajo recientemente realizado, septiembre de 2012, en donde entrevistan a la Coordinadora del Programa No Violencia Contra la Mujer, María Eugenia Betancourt, y realizan un análisis del panorama en la ciudad de Cali - Colombia. Me gustan estas inciativas e intentos de reflexionar acerca de la problemática, proponiendo al final caminos alternos para el bienestar de todos.

Para terminar, recuerden que el 25 de noviembre es el Dïa Internacional de la No Violencia Contra la Mujer.


jueves, 25 de octubre de 2012

Mujeres cuidadoras:entre la obligación y la satisfacción

A continuación  compartimos el siguiente artículo publicado desde la red @HEROINASS, el 24 octubre de 2012, y cuya autora es la antropóloga Mexicana y especialista en género Marcela Lagarde. Esperamos seguir contribuyendo a la reflexión, el debate y la nueva construcción cultural.


Cuidar es en el momento actual, el verbo más necesario frente al neoliberalismo patriarcal y la globalización inequitativa. Y, sin embargo, las sociedades actuales,como muchas del pasado, fragmentan el cuidado y lo asignan como condición natural a partir de las organizaciones sociales: la de género, la de clase, la étnica, la nacional y la regional-local.

Así, son las mujeres quienes cuidan vitalmente a los otros (hombres, familias, hijas e hijos, parientes, comunidades, escolares, pacientes, personas enfermas y con necesidades especiales, al electorado, al medio ambiente y a diversos sujetos políticos y sus causas). Cuidan su desarrollo, su progreso, su bienestar, su vida y su muerte. De forma similar, mujeres y hombres campesinos cuidan la producción y la tierra y las y los obreros la producción y la industria, la burguesía cuida sus empresas y sus ganancias, el libre mercado y hasta la democracia exportada a países ignorantes.
La condición de cuidadoras gratifica a las mujeres afectiva y simbólicamente en un mundo gobernado por el dinero y la valoración económica del trabajo y por el poder político. Dinero, valor y poder son conculcados a las cuidadoras. Los poderes del cuidado, conceptualizados en conjunto como maternazgo, por estar asociados a la maternidad, no sirven a las mujeres para su desarrollo individual y moderno y tampoco pueden ser trasladados del ámbito familiar  y doméstico al ámbito del poder político institucional.

La fórmula enajenante asocia a las mujeres cuidadoras otra clave política: el descuido para lograr el cuido. Es decir, el uso del tiempo principal de las mujeres, de sus mejores energías vitales, sean afectivas, eróticas, intelectuales o espirituales, y la inversión de sus bienes y recursos, cuyos principales destinatarios son los otros. Por eso, las mujeres desarrollamos una subjetividad alerta a las necesidades de los otros, de ahí la famosa solidaridad femenina y la abnegación relativa de las mujeres. Para completar el cuadro enajenante, la organización genérica hace que las mujeres estén políticamente subsumidas y subordinadas a los otros, y jerárquicamente en posición de inferioridad en relación a la supremacía de los otros sobre ellas.

Las transformaciones del siglo XX reforzaron para millones de mujeres en el mundo un sincretismo de género: cuidar a los otros a la manera tradicional y, a la vez, lograr su desarrollo individual  para formar parte del mundo moderno, a través del éxito y la competencia. El resultado son millones de mujeres tradicionales-modernas a la vez. Mujeres Atrapadas en una relación inequitativa entre cuidar y desarrollarse.
La cultura patriarcal que construye el sincretismo de género fomenta en las mujeres la satisfacción del deber de cuidar, convertido en deber ser ahistórico natural de las mujeres y, por tanto, deseo propio y, al mismo tiempo, la necesidad social y económica de participar en procesos educativos, laborales y políticos para sobrevivir en la sociedad patriarcal del capitalismo salvaje.
Así, el deseo de las mujeres es contradictorio: lo configura tal sincretismo.

Los hombres contemporáneos no han cambiado lo suficiente como para modificar ni su relación con las mujeres, ni su posicionamiento en los espacios domésticos, laborales e institucionales. No consideran valioso cuidar porque, de acuerdo con el modelo predominante, significa descuidarse: Usar su tiempo en la relación cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con  los otros. Dejar sus intereses, usar sus recursos subjetivos y bienes y dinero, en los otros y, no aceptan sobretodo dos cosas: dejar de ser el centro de su vida, ceder ese espacio a los otros y colocarse en posición subordinada frente a los otros. Todo ello porque en la organización social hegemónica cuidar es ser inferior.
Algunas tendencias minoritarias se abren paso pero incluso hombres que se pronuncian por relaciones equitativas están más dispuestos a ser amables con las mujeres o sumarse al algunas de las causas políticas del feminismo, que a hacer política feminista.
El  cuidado  pues  está  en  el  centro  de  las  contradicciones  de  género  entre  mujeres  y hombres y, en la sociedad en la organización antagónica entre sus espacios. El cuidado como deber de género es uno de los mayores obstáculos en el camino a la igualdad por su inequidad. De ahí que, si queremos enfrentar el capitalismo salvaje y su patriarcalismo global, debemos romper con la naturalidad del cuidado por género, etnia, clase, nación o posición relativa en la globalización.

El feminismo del siglo XX ha realizado la crítica del modelo “superwoman” y ha denunciado la explotación de las mujeres  a través del trabajo invisible y de la desvalorización de muchas de sus actividades, incluso del trabajo asalariado, de la relativa exclusión de la política y de la ampliación de una cultura misógina simbólica e imaginaria. Ha logrado llevar a la agenda de las necesidades sociales, la violencia contra las mujeres y ha realizado pequeñas modificaciones jurídicas y legislativas en el Estado. Algunas corrientes contemporáneas  ya no reiteran la desigualdad ni la violencia de género y, en cambio acuerdan con la igualdad entre mujeres y hombres y por un mundo equitativo.
Sin embargo, nos queda por desmontar el deber ser, el deber ser cuidadoras de las mujeres, la doble jornada y la doble vida resultante. Y eso significa realizar cambios profundas en la organización socioeconómica: en la división del trabajo, en la división de los espacios, en el monopolio masculino del dinero, los bienes económicos, y en la organización de la economía, de la sociedad y del Estado. El panorama se vuelve complejo si se traslada el análisis con perspectiva de género a las relaciones entre clases sociales y entre países, por ejemplo entre países del norte y del sur, entre los 21 y los otros, etcétera.
Se requieren a la vez, cambios profundos en las mentalidades. Es extraordinario observar cómo la mayoría  de las mujeres, aún las escolarizadas y modernas, las políticas y participativas, las mujeres que generan ingresos o tienen poderes sociales diversos, aceptan como un destino, con sus modalidades, la  superwomen– empresarial, indígena, migrante, trabajadora, obrera. Con esa subjetividad de las mujeres subordinada a la organización social, a las instituciones como la familia, la iglesia y el Estado, y a los hombres, no estaremos en condiciones de desmontar la estructura  sincrética de la condición de la mujer, imprescindible para eliminar las causas de la enajenación cuidadora y dar paso a las gratificaciones posibles del cuidado.

La vía imaginada por las feministas y las socialistas utópicas desde el siglo XIX y puesta  en  marcha  parcialmente  en  algunas sociedades tanto capitalistas como socialistas y tanto en países del primer y del tercer mundo, ha sido la socialización de los cuidados, conceptualizada como la socialización del trabajo doméstico y de la transformación de algunas actividades domésticas, familiares y privadas en públicas.
Haberlo hecho ha significado mejoría para la vida de las mujeres, liberación de tiempo para el desarrollo personal, la formación, el arte,  el amor y las pasiones, la amistad, la política, el ocio, la diversión, el deporte y el autocuidado, incluso, una mejoría en la calidad de vida y en la autoestima. Es evidente el desarrollo social, cultural y político de las sociedades que así se han estructurado.
Una de las mayores pérdidas de las mujeres de los países que antes fueron socialistas y se han convertido de manera drástica al capitalismo en tiempos neoliberales ha sido la de el sustento social que significaba el Estado social para sus vidas. En la actualidad han vuelto a ser su responsabilidad un conjunto de actividades que la transformación socioeconómica ha tornado domésticas, privadas y femeninas. Y lo mismo está sucediendo aún en países capitalistas de alto y medio desarrollo en los cuales se ha adelgazado al Estado de una manera violatoria de los derechos sociales construidos con muchos esfuerzos en gran medida por los movimientos socialistas, obrero y feminista.
La alternativa feminista contemporánea que se abre paso en gran parte del mundo en el siglo XXI tiene sus ojos puestos en la crítica política de la globalización dominada por el neoliberalismo patriarcal de base capitalista depredadora. La opción que busca avanzar en el desarrollo de un nuevo paradigma histórico cuya base sea un tejido social y un modelo económico que sustente el bienestar de las mayorías, hoy excluidas, marginadas, expropiadas,  explotadas y violentadas.
Pensamos que sólo una alternativa de este tipo  será benéfica para la mayoría de las mujeres, sus otros próximos, sus comunidades y las regiones y los países en que viven.
Estas transformaciones de género están circunscritas e íntimamente ligadas a transformaciones equitativas de clase, étnicas y nacionales, enmarcadas en la construcción de naciones con derecho al desarrollo sustentable y en una globalización solidaria y democrática.
De no articularse las transformaciones de género con estas últimas pueden observarse distorsiones significativas como las que se dan en la actualidad: mujeres dotadas de recursos y derechos de género que son ciudadanas de naciones hegemónicas, militaristas y depredadoras de otras naciones y pueblos donde habitan mujeres con las que se identifican en la construcción de sus derechos y oportunidades.
También hay hombres cuya identidad es la de ser avanzados, democráticos y progresistas que no consideran importante la emancipación de las mujeres. Estados que colocan a las mujeres entre los grupos vulnerables y no las miran como sujetos políticos. Países en los que, a través de las acciones afirmativas, por ejemplo las cuotas, todavía negociamos el grado de exclusión política de las mujeres, y se consideran democráticos. Mujeres que piensan que ya lograron todas las metas de transformación de género y no se percatan que “el género” es su categoría social y a ella pertenece la mayoría pobre y cuidadora del mundo: las mujeres.
Por eso, la otra dimensión de esta alternativa feminista es el empoderamiento de las mujeres  como producto de la construcción de un nuevo paradigma histórico. El empoderamiento es el conjunto de cambios de las mujeres en pos de la eliminación de las causas de la opresión, tanto en la sociedad como, sobre todo, en sus propias vidas.
Dichos cambios que abarcan desde la subjetividad y la conciencia, hasta el ingreso y la salud, la ciudadanía y los derechos humanos, generan poderes positivos, poderes personales y colectivos. Se trata de poderes vitales que permiten a las mujeres hacer uso de los bienes y recursos de la modernidad indispensables para el desarrollo personal y colectivo de género en el siglo XXI.
Todos esos poderes se originan en el acceso a oportunidades, a recursos y bienes que mejoran la calidad de vida de las mujeres, conducen al despliegue de sus libertades y se acompañan de la solidaridad social con las mujeres. La participación directa de las mujeres en la transformación de su mundo y de sus vidas es fundamental y conduce también a la construcción de un mayor poder político y cultural de las mujeres que crean vías democratizadoras para la convivencia social.
El cuidado, ha dejado de ser para otros y se ha centrado en las mujeres mismas. La sociedad, en un compromiso inédito cuida a las mujeres, es decir, impulsa su desarrollo y  acepta y protege su autonomía y sus libertades vitales. En ellas va incluida la libertad de elecciones vitales, de actividades, dedicación e identidad: Es el fin del cuidado como deber ser, como identidad.

En el siglo XXI ha de cambiar el sentido del cuidado. Hemos afirmado muchas veces que se trata de  maternizar a la sociedad y desmaternizar a las mujeres. Pero ese cambio no significará casi nada si no se apoya en la transformación política más profunda: la eliminación de los poderes de dominio de los hombres sobre las mujeres y de la violencia de género, así como de la subordinación de las mujeres a los hombres y a las instituciones. Es decir, el empoderamiento de las mujeres es un mecanismo de equidad que debe acompañarse con la eliminación de la supremacía de género de los hombres, la construcción de la equidad social y la transformación democrática del Estado con perspectiva de género.
Para la mayor parte de las corrientes feministas contemporáneas la articulación de lo personal con lo social, lo local y lo global conforma la complejidad de nuestro esfuerzo.
La idea fuerza en torno al cuidado es la valoración de la dimensión empática y solidaria del cuidado que no conduce al descuido ni está articulado a la opresión.
De ahí la contribución de las feministas: primero, al visibilizar y valorar el aporte del cuidado de las mujeres al desarrollo y el bienestar de  los otros; segundo, con la propuesta del reparto equitativo del cuidado en la comunidad, en particular entre mujeres y hombres, y entre sociedad y Estado. Y, tercero, la resignificación del contenido del cuidado como el conjunto de actividades y el uso de recursos para lograrque la vida de cada persona, de cada mujer, esté basada en la vigencia de sus derechos humanos. En primer término, el derecho a la vida en primera persona.

Marcela Lagarde, Ciudad de México, Septiembre del 2003

Articulo en pdf: http://webs.uvigo.es/pmayobre/textos/marcela_lagarde_y_de_los_rios/mujeres_cuidadoras_entre_la_obligacion_y_la_satisfaccion_lagarde.pdf

jueves, 11 de octubre de 2012

Ser madre o no


Hoy definitivamente dudo, realmente DUDO en eso de parir, de tener hijos o mejor dicho dejar descendencia, no es solo el parto IN_humanizante o humanizado, que si o no la epidural o el trato inhumano del personal de salud, parir al mejor estilo productivo empresarial en fila, hacinadas y lo más rápido posible porque atrás vienen más, no es solo el tiempo que invierte la mujer en ello en comparación con la del hombre confundiendo la maternidad biológica con la maternidad-paternidad cultural, no es solo lo anátomico-fisiológico, que el desgaste corporal del embarazo y la lactancia, que las trasnochadas, las angustias y las alegrías, que ver crecer al hij@, su primer diente, su primer paso etc.
  No es solo el hecho de que los hijos llegan porque si, que son la base de la familia aceptando sin más la reproducción biológica de la especie, o que te pudo más la calentura del momento y no tomaste las debidas precauciones, no es solo que tienes hijos para no sentirte sola y poder llegar a anciana teniendo a alguien que te cuide cobrando inconscientemenelos los cuidados de antaño, de tener hijos para ver en ellos al hombre que se quiso tener y no se pudo conviertiéndol@s en el marido, en verse realizada a través de los hij@s asumiendo que los logros de ell@s son los propios, que soy valiente al ser madre soltera, que tengo orgullo y sin ayuda de ese sin verguenza (padre) saco adelante mi hij@ como sea.
Que Dios sabe porque hace sus cosas, Que Dios proveerá, Que aprieta pero no ahorca, que desde la perspectiva más conservadora para eso estamos las mujeres, para parir hij@s, que toda mujer es una madre en potencia, Que viva la mamita, la mamasita y la madrecita que dicen en la cotidianidad afianzando la cultura maternalista, que si interrumpes voluntariamente el embarazo es pecado mortal, eres asesina, culpable y te irás al infierno,que estarías en contra de la naturaleza etc...que todo el mundo opina y tiene el dedo inquisidor. 

Desde la perspectiva biológica los hijos son crías humanas  que por medio del coito (generalmente), permite la unión de dos gametos ovulo y espermatozoide que pasan por diferentes etapas antes de su nacimiento garantizándose que la especie continúe, son crías de Homo sapiens que tienen información hereditaria del padre y la madre, que ocupan un espacio-tiempo consumiendo recursos inter-relacionados bióticos y abióticos de su entorno generando equilibrios-desequilibrios, etc. Pero las crias de Homo sapiens se consideran humanos desde la perspectiva de la humanización: la racionalidad, el amor, la espiritualidad, la organización social. Se regulan-moldean lo que son, hablan, deben hacer y aprender, creer y valorar desde las estructuras sociales conformadas especialmente para ello: la familia, la escuela y una paralela pero no menos importante la religión. En los dos casos perspectiva biológica o humanizante, es evidente que las crías no son nuestras, NO SON MI HIJ@, NO SON MIS HIJOS, son los hijos-crías de la especie o sociedad, por ende son una responsabilidad social-ecológica que se me encarga momentáneamente para continuar como grupo, como especie, como sociedad, es desde la construcción ideológica de la propiedad privada que se convierte conciencia individual y luego en conciencia colectiva que los hijos son míos, mis hijos, mi hij@, bajo esta perspectiva económica de las relaciones sociales vivimos en la actual Colombia.

Y frente a ello tenemos una infinidad de incoherencias-contradicciones políticas y sociales, porque aunque sabemos que somos sociedad y en ella nos formamos y formamos a otr@s, que en colectivo hacemos fuerza, seguimos defendiendo individualmente la idea de la propiedad privada sobre los hijos, con tanta contradicción que nos metemos y hablamos a boca llena sobre los úteros de las mujeres, los pro-vida, convirtiendo el embrión-feto en evento de incumbencia social regulado por la ley,  pero que una vez nace es individual, es decir, es responsabilidad de los padres, o mejor dicho de la madre. Aludiendo que cuando nacemos nos convertimos en un ser humano con derechos humanos, sociales y ambientales registrado como un miembro más de un país bajo el registro civil, es tanta la contradicción, que como sociedad, como Estado -nación, no garantizamos nada al nuevo ser humano, ni salud, ni comida, ni educación con calidad, siquiera una vivienda digna y un espacio para la recreación, nacemos según nuestros padres o la futura madre nos pueda garantizar individualmente algo de ello, que pudo heredar, adquirir o mejor dicho comprar en su historia de vida.

Y que hablar de la crianza de ese nuevo ser humano, es totalmente individual, propiedad privada en cuanto al tiempo, los cuidados, el afecto, si el bebé crece sano o está enfermo es culpa o mérito de la madre, si el niñ@ aprende, es curioso o es grosero y de aprendizaje lento es culpa/mérito de la mamá, si crece hasta joven y es un gran ciudadano o si es un atracador, drogadicto, prostituta es culpa/mérito de la mamá que no le enseñó, que no le ordenó, que no le dedicó tiempo suficiente, que no le dio amor etc, como sociedad esperamos que aquella mujer saque de cualquier parte (como por generación espontánea) la sabiduría, el conocimiento, el amor y el dinero para criar bien a sus hijos, para tener ciudadanos de bien, trabajadores responsables que aportan al progreso de la nación. Como sociedad juzgamos y esperamos pero no damos lo suficiente, no asumimos nuestra responsabilidad como co-educadores, como formadores de valores e iniquidades, nos olvidamos que las condiciones materiales y subjetivas de esa madre fueron dadas en esa misma sociedad de iniquidades sociales.

Esta sociedad que está lista para juzgar y que obligó a aquella mujer por medio por diferentes medios haciendo uso de la violencia simbólica a tener ese hij@ sin garantizarle los más mínimos derechos de existencia humana, empezó por recordarle desde muy temprano y constantemente que ser mujer es ser ante todo madre, que toda niña es una madre en potencia o que su realización como mujer es tener una familia, un marido y dos hijos (un hombre y una mujer lo ideal) y que la soledad es lo más horroroso para ella por lo que debe estar siempre acompañada y protegida por su varón como la eterna infante, de mano del padre pasar al esposo y del esposo al hijo o al hermano mayor en defecto. Aquí cabe aclarar, que muchas mujeres son madres solteras, y no tienen como primogénito un hijo varón por lo que bajo una maraña de situaciones psicológicas su hija mayor ( y aún más si trabaja o gana dinero) se convierte en su cómplice-responsable asumiendo el papel del esposo o macho dominante de la casa, en otros casos la mujer y/o madre soltera restituye ese papel a la figura masculina más cercana que le brinde confianza puede ser un tío, sobrino, primo o simplemente deja que la "sabiduría callejera" con la buena voluntad de algún vecino lo haga con ella o al menos con alguno de sus hij@s.

La mujer, además de ser la eterna infante debe recordar que su pecado original se redime por medio del sacrifico, del sufrimiento porque ¿Qué sería de una mujer/madre sin sacrificio? ¿Que la haría ser digna ante los ojos de Dios, demostrándole que está cumpliendo su mandato bajo las normas cristianas? porque ser madre no es solo parir los hijos ( lo cual también debe ser con dolor) ser madre es ser sacrificada como lo hizo Jesucristo, es dar todo y todo es todo (su cuerpo, su espiritualidad, sus sueños etc) por los hijos, porque al final de cuentas ella es solo el vehículo por el cual los hijos vienen a realizarse en el mundo, unos hijos fieles ovejas del Dios social que les dio todo para ser, que aprieta pero no ahorca. Y en este sentido, se le recuerda a aquella mujer que Dios es ante todo hombre, blanco, heterosexual y que ella está destinada a servirle fielmente como lo han hecho así todas sus antepasadas en todos los lugares del mundo por los siglos de los siglos, y que su función social es igual a su función biológica: ser madre, y que aunque vea contradicciones en su realidad como por ejemplo, que nunca tuvo padre y que las que le dieron cuidados y mayores afectos fueron sus mujeres cercanas  (madre, abuelas, tías etc) o que su padre solo da una cuota de alimentación o que maltrata a su madre, es él, el padre al que se le merece el mayor respeto, porque padre es padre a pesar de todo así esté de forma efímera.

Así se configura socialmente una maternidad obligada y una paternidad voluntaria, porque la que se debe cuidar de no quedar embarazada es la mujer, la que se dejó embarazar es la mujer, la que debe sacrificarse por los hijos y la familia es la mujer, la que debe cuidar del hogar es la mujer, la que debe proveer recursos materiales y espirituales como sea es la mujer, la que tiene la culpa del fracaso de la familia o los hijos es la mujer, agregándole que la que debe estar hermosa, jugosa, sonriendo y siempre disponible para el sexo es la mujer etc. Porque así, con todo lo anterior y otras más cosas que se me escapan en este momento, nos damos cuenta o evidenciamos que efectivamente los hijos son propiedad privada, que fomentamos y respetamos los derechos de l@s niñ@s, que tomamos decisiones conscientemente y a voluntad y que el cuerpo de las mujeres les pertenece, además que como sociedad, como Estado-nación, brindamos todas las garantías para que todos los seres humanos que habitan este territorio llamado Colombia se realicen como sujetos sociales de derecho, con dignidad y con amor. 
La completa demagogia.
 
Por: María Fernanda Enríquez S. @evolucion00
Bióloga y Licenciada en ciencias naturales de la Universidad del Valle.

martes, 2 de octubre de 2012

CALI: CIUDAD TRISTE

Mi artículo se titula Cali: ciudad triste, porque contrario a lo que repiten muchos anuncios publicitarios, Colombia, el país "más feliz del mundo", alberga ciudades con profundos procesos de exclusión. Cali no es una ciudad homogénea, contiene dentro de sí varías ciudades, la del nor-occidente, que se adorna en navidad, que se exhibe en postales y cuyos habitantes gozan de frondosos árboles y la Cali de la autopista Simón Bolívar, la Cali pobre, la Cali del Distrito de Agua Blanca, que cuenta con pocos árboles que apenas sobreviven por la influencia de las aguas residuales, y cuyas calles están cubiertas de polvo. 
Es a esta segunda Cali a la que haré referencia en mi artículo, la que alberga a los trabajadores pobres, a los  subempleados, desempleados y rebuscadores, que van desde niños limpiavidrios, niños y niñas acróbatas y malabaristas, hombres de mediana edad con cualquier cantidad de novedosos productos, el cuchillo de cocina,  los folletos de crucigramas, de aprender inglés, los que venden hilos, tijeras, el trapo para el carro, las mangas para cubrir los brazos del sol, mujeres que venden todo tipo de comidas y pasan con la jarra de jugo da naranja para un acalorado medio día caleño, hasta ancianos que se arriman al semáforo a ofrecer los chiclets. Son estas familias y las que no alcanzamos a ver, que hoy 2 de octubre del 2012 pierden una vez más la oportunidad de un empleo que si bien no se daba en las mejores condiciones, por lo menos le permitía llevarles un sustento a las familias, la de los conductores de bus, hoy de la manera más arbitraria son desmontadas varías rutas de buses y con ellas fragmentadas historias de vida y tejido social. Con la salida de los buses tradicionales de circulación, no sólo pierden los conductores, si no además los encargados de llevarles el tiempo a los conductores, los pregoneros, los vendedores de dulces y todos aquellos que se suben a los buses con una canción, con una pequeña danza, con postales de amor, y hasta apelando a historias escabrosas, pierden las señoras que venden jugos y refrescos en los semáforos y hasta todas aquellas personas que alguna vez pedimos ser llevadas por "mil pesos", perdimos la posibilidad de franquear el injusto 1600 que pagamos diariamente por el transporte, arrebatado de los salarios irrisorios que pagan en Colombia.

Hoy todos nos sometemos a la cultura MIO, cuyo nombre parece una burla de las élites, para recordarnos que definitivamente la ciudad es cada vez menos nuestra y más de unos pocos que se lucran con la miseria de muchos, en medio, de protestas, hoy la mayoría nos fuimos gratis en el MIO, recibiendo la migaja que nos tiran los poderosos en medio de la estocada final que le otorgan a parte importante del pueblo caleño. Y no es que estemos en contra de buses bonitos, grandes y con aire acondicionado, la "modernización", es que estamos en contra de una idea de progreso que se impone a costa de la miseria de otros. Hoy decimos gracias a nuestro alcalde RODRIGO GUERRERO, por hacer una vez más, más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.

Por eso hoy vivo en una Cali triste, porque la exclusión no se traduce en felicidad, sólo acaso armamos parranda para ahogar la pobreza y resistir al sistema, tratamos de ser felices con poco, mientras los que tienen mucho consumen cocaína y se declaran deprimidos, en la barriadas de Cali no hay tiempo para la depresión.
Por último quiero compartir una historia cargada de heroísmo citado por Gildardo Vanegas en su libro: Cali trás el rostro oculto de las violencias.

"Ella, es una mujer que lucha sola por su familia, sin esposo, porque el borrachín papá de Betico y de su otro hermanito decidió irse con otra mujer hace ya dos años. Trabaja en un restaurante, barriendo, limpiando mesas, trayendo alimentos, recogiendo sobras y fregando platos y hoy domingo tampoco podrá descansar, porque empieza su turno desde las once de la mañana hasta las once de la noche. Aún queriendo despedir a su pequeño hijo y prepararle algo de comer, el sueño y el cansancio no se lo permiten. (...) Betico trabaja al igual que muchos niños en los mercados móviles. Hoy tiene que caminar un poco más, porque el mercado está en un barrio que le queda relativamente retirado, veinte minutos caminando rápido. Pero son las cuatro de la mañana y ya va tarde." (Vanegas, 1998).

Sólo una historia para reflexionar sobre Cali, la capital de la salsa en el país más feliz del mundo.


Alexandra Castañeda Obando.
Maestra en artes escénicas. Universidad Distrital.
Aspirante al título de Historia. Universidad del Valle.