Ayer mientras compraba un saco de lana para este amoroso frío bogotano, conocí a Rosalbita de Jesús, (no estoy autorizada para poner su nombre completo), una bella mujer de 70 años cuya amabilidad saltaba a la vista, la charla empezó por un asunto baladí, Rosalbita colecciona nombres raros, se la pasa leyendo los edictos en los periódicos, hace largas listas de nombres y también de palabras hermosas, porque ella, ama el idioma, bien tratado; con el saco en nuestras manos, íbamos a irnos, pero algo nos incitó a quedarnos, Rosalbita despertaba cada vez más curiosidad en nosotras, empezó a hablarnos de las palabras bellas que coleccionaba y con ello, nos fuimos dando cuenta que detrás de esas listas había una mujer intensa y apasionada que estudió en la normal y se hizo maestra de inglés y francés, improvisamos una "salita de estar" en la tienda de ropa, nos fuimos quedando, cada vez más historias, fue así como nos contó de la movilización de maestros y maestras, más digna y hermosa en la que participó con el Magisterio hace 12 años, caminando desde el norte hasta el centro de Bogotá, con ese pretexto nos habló de los cambios laborales, de las maestras y maestros de antaño que eran nombradas en "propiedad", no bajo contratos temporales, humillantes y sobre-explotadas como sucede hoy en día. Rosalbita nos fue contando de atrás para adelante los sucesos más significativos de su vida, desde su último año en el colegio antes de ser jubilada, hasta llegar a ese lindo día en el que empezó sus estudios en la normal de señoritas, a la edad de 9 años, pasando por los besitos de sus primeros trabajos que le costaron los traslados de uno a otro colegio, que le dejaron enormes suspiros, hasta sus tristezas ante una juventud carente de amor que se desfoga en embarazos tempranos y episodios delictivos.
Así, en una curiosa mujer de nombres raros fuimos descubriendo una mujer que se hizo independiente a los 9 años cuando dejó Tausa para hacerse maestra, primero en Zipaquirá y luego en Bogotá, que tomó la decisión de cambiar un matrimonio católico, por muchos besitos que le llenaron de satisfacción el cuerpo y le traen felicidad, que decidió amar a la humanidad en lugar de dar a luz sus propios hijos biológicos, en medio de los conservadores años 50 Rosalbita le dijo no al matrimonio, a los hijos y decidió estudiar cada día más, luego de egresada de la normal, trabajó en varios colegios y de ahí se hizo licenciada de la Universidad de la Salle, luego hizo maestría, y siguió y siguió Rosalbita, cambiando los prejuicios de la época, para emanciparse mediante el estudio, con su tesón vinieron becas y viajes a Estados Unidos, Canadá, Francia a donde fue sola, confiada en que su propia alegría le abriría la confianza de los otros, hizo amigos y aprendió a caminar sola, en una época, donde la mujer estaba sujeta al hombre. Rosalbita aprendió a vivir sola y repartió amor como pudo.
Hoy a sus 70 años se toma un cafecito en esos bohemios cafés Bogotanos, completamente sana, con unas flores en la mano, mira pasar mujeres de su edad y mayores y exclama, ¡que bellas!, con dos muchachas que la escuchan ansiosas y que consideran su existencia un ejemplo de aquellas mujeres que se atrevieron e inspiración para nosotras, cuando sucumbimos ante cosas tontas.
Gracias a la vida, por habernos puesto a Rosalbita en el camino y recordarnos lo capaces que somos de amarnos a sí mismas y alcanzar la libertad.
ALEXANDRA CASTAÑEDA OBANDO
ALEXANDRA CASTAÑEDA OBANDO
Necesitamos más Rosalbitas, urgen más Rosalbitas. Gracias por esta reflexión, por mostrar las otras mujeres de nuestro país.
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